viernes, 25 de abril de 2014

Indiferencia, Hipocresía o…Poesía



Reconozco que en aquella época era bastante tremendista, entonces estaba la cosa muy mal, en España había ni más ni menos que dos millones de parados, lo cual era una barbaridad.  Mucha gente lo pasaba mal, y yo era un joven idealista que soñaba con otro mundo de manera más radical y tremendista a lo que lo hago ahora que peino canas y que me voy haciendo viejo  de manera sosegada pero sin perder con ello las ganas de cambiar el mundo, siempre de manera pacífica.  Lo cual no quiere decir que me resulte indiferente lo que ocurre a mi alrededor, ya no son dos millones de parados, son seis millones. Ya no es que un poco gente tenga dificultades a fin de mes, sino que pasa hambre física y en muchos casos los bancos con la complicidad del Estado, les ha robado hasta las casas, bancos a los que ese mismo Estado rescato el año pasado  con 100.000 millones de Euros y a este año con otros 40.000 millones de euros.  Ese dinero invertido en la sociedad hubiese sacado España de la crisis.  Nos mienten y nos estafan, y ante eso no podemos cerrar los ojos.  Por desgracia estos malos versos escritos en 1984, están más vigentes que entonces.

Indiferencia, Hipocresía o…Poesía

Escucharé el lamento bajo la lluvia,
sin hacer nada.
Me quejaré para que quedé constancia
de no estar de acuerdo con la herida…
Pero, no haré nada.
Cerraré mi puño con rabia
sobre la barandilla de mi balcón,
para que quedé constancia;
pero, no haré nada.
Señalare con mi dedo a los culpables
de las esquirlas que se clavan en mi corazón,
por no poner remedio a mi remordimiento…;
pero, no haré nada.

Cuando me canse de escuchar el lamento,
me tapare los oídos con algodón.
Tal vez, solo tal vez, escuche música,
buscando la paz del indiferente.
Cuando ciego…
me canse del sufrimiento…
¿Debería sacarme los ojos?
Y así, ciego, no ver la angustia.
Correré las cortinas,
taparé mis oídos,
cerraré mis ojos,
me coseré la boca…
Pero, no haré nada.
Cuando el río llegué desbordado
de sangre y rabia,
que llegará,
asustado, querré ocultar mi secreto
entre las llamas que me quemen
sin que las aguas del río impidan mi combustión.
Sentiré miedo,
gritaré con sumisa suplica,
mas con todo el cieno seré arrastrado
y gritando, más sordo que ciego,
me dejaré arrastrar por la corriente…
Y no haré nada.





Paco Arenas (24 de enero 1984)

Poema incluido en el libro :

Las abarcas del campesino analfabeto que soñó ser poeta



                                  

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