domingo, 27 de julio de 2014

Quisiera creer en Dios - Poesía


Muchos días pienso que tal vez sería bonito ser creyente, tener fe y creer en un Dios justiciero que premié a los justos y castigue a los malvados, pero no es así, en eso estamos en desventaja los ateos, agnósticos e incrédulos.  Ellos tienen sus dioses, su multitud de vírgenes, sus infinitos santos y beatos, a quienes rezar y creer, debaten unos otros con otros que si una virgen es más milagrosa que otra, más guapa o más linda, sin pensar que es un trozo de escayola, piedra o escayola, que virgen solo hubo una, si la hubo, que quiero pensar que sí, y se llamaba María, nació pobre y murió pobre, por culpa de los ricos.  O hablan y adoran a miles de cristos, con nombres diferentes, cuanto más ricos, más creyentes interesados, que se persignan cada vez que van a llevar a cabo una operación mercantil, en la que tal vez o seguro llevarán a la muerte o miseria a miles de familias, sin pensar que Jesús dijo eso de “bienaventurados los pobres porque de ellos será el reino de los cielos” o “es más difícil que entre un Camello por el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos”. Sería divertido que Dios existiese y ver a reyes, tiranos, banqueros, especuladores y obispos, cardenales, violadores de derechos humanos, traficantes de armas…Todos personas de rosario, misa dominical y golpes de pecho, ver arder en los infiernos, sería muy edificante que eso lo pudiesen ver antes de comenzar sus actividades criminales contra los pobres y muy alentador para los pobres verles desde un trocito de cielo con vistas al infierno donde arderían los malvados.


Hoy un niño de poco más de once años le preguntaba  a su padre en la playa:
-          Papá, porque en las películas siempre ganan los buenos y en la realidad siempre los malos?
El padre le  respondía:
-          Por eso, porque son películas.
-          ¿Y Dios no hace nada?- Preguntaba ingenuamente el niño.
-          Dios no existe para los pobres. – Contestó el padre.
-          ¿Y para los ricos sí, por qué? – Pregunto otra vez el niño.
-          Para ellos sí, pero no se llama Jesús, ni Ala, ni Buda, se llama dinero y lo adoran en iglesias construidas con ladrillos de hambre y amasadas con sangre, de le los pobres.
El niño puso cara de tristeza, miró las olas y con enfado miro a su padre.
-          Yo quiero creer en Dios.
El padre le miro con tristeza, moviendo loa cabeza, le contesto.
-          Hijo mío, yo quisiera creer en Dios.

De esa conversación escuchada mientras me tostaba la espalda ha surgido este triste poema
Quisiera creer en Dios

Quisiera creer en Dios - Poesía


Quisiera creer en Dios,
Ese todo poderoso dador de bien y vida,
El de las bienaventuranzas,
El del camello por el ojo de una aguja,
El cielo para los pobres
Y el infierno para los ricos…
Quisiera creer en Dios.

Quisiera creer en el infierno
Después de la vida,
Para los malvados,
Para los ladrones,
No para quien roba una gallina,
Ni una barra de pan
Para sus hijos alimentar.
No.

Quisiera creer en Dios todopoderoso,
Justiciero implacable,
Juez y guerrero contra la injusticia,
Padre de sus hijos,
Que procura alimento y techo…
Y defiende pan y cobijo
Hasta con la última gota de su sangre…
Quisiera creer en Dios.

Quisiera creer en las llamas justicieras,
Ver a los tiranos retorcerse en su agonía,
Entre las llamas que viesen
A sus víctimas bailando alegres seguidillas.
¡Qué espectáculo Dios mío!
Ver reyes y ministros,
Ladrones y banqueros...
Ardiendo en el infierno.

Poema incluido en el libro :

Las abarcas del campesino analfabeto que soñó ser poeta


                                  

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