domingo, 26 de julio de 2015

¿Es Jorge Manrique un tapado en El Quijote?


POR JOSÉ MANUEL ORTEGA CÉZAR

Mural dedicado a Jorge Manrique en Posada Real de Santa Maria
«Sorprende comprobar que Cervantes nunca cita a Manrique...o lo hace siempre de manera escondida y sutil»

Cervantes como prosista crea con El Quijote quizás la mejor novela universal. Sin embargo, como poeta ocuparía una discreta segunda línea y hubiera pasado desapercibido de no haber escrito su obra maestra.
Él mismo lo reconoce con cierto tono de tristeza en el conocido terceto del «Viaje al Parnaso»:
«Yo que siempre me afano y me desvelo
por parecer que tengo de poeta
la gracia que no quiso darme el cielo».
En El Quijote aparece con frecuencia su devoción por la poesía: «la dulcísima poesía» la llama en una ocasión.
No es extraño, por tanto, que Cervantes en su obra se refiera a poetas o a sus versos y que en varias ocasiones acuda al Romancero; de hecho las primeras palabras del libro, «En un lugar de la Mancha…» proceden de un viejo romance popular.
Respecto a otros poetas concretos: …«aquel gran poeta cordobés…» dice de Juan de Mena y reproduce a continuación un verso suyo de las «Trescientas»: «dádiva santa, desagradecida» que se refiere a la pobreza (Parte II, Capítulo XIV.)
En dos ocasiones Cervantes inserta versos de Garcilaso: en la parte Segunda, Capítulo XVIII:
«¡O dulces prendas por mi mal halladas,
dulces y alegres cuando dios quería!»,
que parodia aplicándolos a las tinajas de El Toboso que le traen a la memoria a su amada Dulcinea. De igual modo en el Capítulo X de esta misma parte reproduce otro verso de este poeta (Égloga III, oct 5): «la fortuna, de mi mal no harta».
En muchos casos Cervantes intercala composiciones poéticas en el texto de su obra sin mencionar al autor como es el caso de Gregorio Silvestre o el Comendador Escrivá.

Cervantes



Es evidente que el autor de El Quijote no tiene inconveniente en nombrar a poetas o reproducir sus versos cuando lo cree necesario o adecuado para el texto de su obra. Es posible, también, que en ocasiones quiera mostrar su conocimiento y erudición sobre la literatura que le ha precedido.
Veamos ahora el caso de Jorge Manrique: todos los poetas del Siglo de Oro estuvieron deslumbrados con su poesía; sólo en los siglos XVI y XVII se realizaron setenta y una ediciones de las glosas a sus«Coplas por la muerte de su padre». Lope de Vega dijo de ellas: «Las Coplas castellanas las admiran los ingenios extranjeros y merecen estar escritas en letras de oro».
Los elogios a las Coplas en estos siglos fueron innumerables. Cervantes las conocía sobradamente y es patente su gran admiración por el poeta. En El Quijote es frecuente la presencia de Manrique y múltiples términos y versos atestiguan que su poesía estuvo presente en la mente de Cervantes al escribir su gran obra. Es por esto sorprendente comprobar que al contrario de lo que ocurre con los poetas antes nombrados y con otros más, Cervantes nunca cita a Manrique o sus versos y cuando recurre a expresiones o conceptos suyos lo hace siempre de manera escondida y sutil. Deseo ahora exponer al lector, por supuesto siempre dentro de un subjetivismo discutible, algunos paralelismos, inéditos hasta ahora, entre estos dos genios de la literatura con textos que proceden de El Quijote y de la obra poética de Manrique.


JORGE MANRIQUE
«allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos...»
«...Pues amor en vuestra ausencia
me hirió de tal herida...»
Ni miento ni me arrepiento
(Mote de Manrique)
CERVANTES
«Y más que mientras se duerme
todos son iguales, los grandes y
los pequeños, los pobres y los ricos»
Parte II. Cap XIV
«...El herido de punta de ausencia..»
Parte I. Cap XXV
(Carta a Dulcinea)
No miento ni sueño

Parte II. Cap XII


Transcribo a continuación unas líneas del Capítulo VII de la Segunda Parte en las que Don Quijote y Sancho hablan sobre la muerte. Entre paréntesis y en letra normal aparecen los versos de Manrique que pudieron inspirar el texto a Cervantes:

«………. Y cuando llega a llamar a las puertas de nuestras vidas (en la su villa de Ocaña/vino la muerte a llamar/ a su puerta), siempre va apriesa (pues se va la vida apriesa/como sueño) y no la harán detener ni ruegos, ni fuerzas, ni cetros, ni mitras (así que no ay cosa fuerte/ que a papas, emperadores y perlados/así los trata la muerte)». 1

Por razones de espacio acabo aquí la comparación de textos de estos dos grandes de nuestra literatura. Tampoco voy a referirme a la similitud que, Unamuno vio en la muerte de Don Quijote y Don Rodrigo Manrique, el personaje central de las «Coplas», que ocupa un capítulo de su ensayo «Vida de Don Quijote y Sancho».

Dejo al lector, y en especial a los lectores cervantistas, que opinen sobre la fuente de inspiración que la obra poética de Manrique supuso para Cervantes y hasta qué punto la influencia manriqueña está enmascarada en el texto cervantino, aun teniendo siempre en cuenta lo que supusieron los tópicos en la literatura de aquellos siglos.

Si tuviera que dar una explicación a las semejanzas entre los anteriores textos, junto a las incluidas en el artículo «Jorge Manrique en El Quijote», publicado en Artes&Letras de Castilla-La Mancha,concluiría que Manrique constituye para Cervantes su paradigma poético y en él ve «la gracia que no quiso darme el cielo»; lo admira y, quizás sanamente, lo envidia aunque en El Quijote le impone un buscado silenciamiento. En ocasiones el escritor, como tal y quizás por razones psicológicas, renuncia a confesar su vínculo más próximo en su árbol genealógico, no en menoscabo de sus antecedentes, sino como una manera de no delatarse a sí mismo.

Cervantes tampoco nombra en su libro la villa en que murió Jorge Manrique, Santa María del Campo Rus (Cuenca), que supuestamente esconde tras el juramento «¡Voto a Rus!». El hecho de que este pueblo pudiera ser el «lugar de cuyo nombre no quiero acordarme» nos daría pistas para resolver el rompecabezas, aportándonos un dato clave en la misteriosa relación Cervantes-Manrique, que ayudaría a entender el secretismo literario que el autor aplica al poeta y su entorno desde el comienzo del libro hasta convertirlo, a mi juicio, en el gran tapado de El Quijote.

1: Aquí Cervantes utiliza un tropo que designa un todo con el nombre de una de las partes; así cetros por emperadores y mitras por papas y prelados, lo que literariamente es lo mismo.

www.abc.es  POR JOSÉ MANUEL ORTEGA CÉZAR

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