sábado, 28 de noviembre de 2015

La pastora Marcela y Teresa Panza, dos mujeres libres

En todas las presentaciones de Los manuscritos de Teresa Panza, se termina invariablemente hablado del Quijote, no podría ser de otra manera a pesar de ser una novela independiente de la obra de un gran genio, como fue Miguel de Cervantes.

 Los manuscritos de Teresa Panza, están supuestamente escritos por una mujer, desde un punto de vista reivindicativo y en cierto modo feminista, nos termina llevando a esa cualidad que representa la pastora Marcela, a hablar de ella como prototipo de mujer independiente que prefiere la libertad y la vida en el monte con sus cabras y ovejas, a pesar de ser rica, a estar sometida a varón.

 Marcela tiene todas las virtudes que se le exigen a una mujer de la época con creces: Es muy bella, tanto de rostro como de cuerpo, sus hermosos ojos siempre risueños están cargados de vitalidad y hablan más que sus hermosos labios.  Es hacendosa y capaz, no se amilana ante ningún desafío, desborda simpatía y siendo alegre es recatada y prudente, y por si fuese poco muy rica. Grisóstomo se enamora perdidamente de ella y  ella no le corresponde, como tampoco a ninguna de sus pretendientes, pasados ni futuros, por lo cual el joven enamorado termina suicidándose y todos miran hacía ella como la responsable.

 De ella piensan que es desdeñada, insensible y cruel. Pero Cervantes nos muestra una persona honesta con todos y fiel a sí misma, que ante todo quiere mantener su libertad por encima de todo, en un mundo que se le niega esa posibilidad por el simple hecho de ser mujer. Los hombres solo se fijan en su belleza, que ansían poseer como un trofeo de caza. Pero ella prefiere la libertad a estar sometida a alguien que solo desea la belleza de su cuerpo en lugar de su belleza interior.

Con Marcela, Cervantes nos muestra que tiene una manera muy diferente a la de sus cohetáneos, que como dice el personaje de mi novela: "

Ocho lustros sin coger la pluma, leyendo y aprendiendo y recordando todos los días de mi vida, lo que representó Miguel en ella y cuanto me está enseñando después de muerto, era hombre y gracias a él aprendí a pensar como mujer, o mejor tal y conforme decía él: como persona, que en el mundo no debe primar las voluntades ni del varón ni de la hembra, sino de las personas."

Os dejo un pequeño extracto del Quijote, del discurso de la pastora Marcela, posiblemente la primera feminista de la literatura española, y durante siglos la única. Acercarnos al Quijote, a Cervantes es acercarnos a otra dimensión de la literatura:

"El que me llama fiera y basilisco déjeme como cosa perjudicial y mala; el que me llama ingrata no me sirva; el que desconocida, no me conozca; quien cruel, no me siga; que esta fiera, este basilisco, esta ingrata, esta cruel y esta desconocida ni los buscará, servirá, conocerá ni seguirá en ninguna manera. Que si a Grisóstomo mató su impaciencia y arrojado deseo, ¿por qué se ha de culpar mi honesto proceder y recato? Si yo conservo mi limpieza con la compañía de los árboles, ¿por qué ha de querer que la pierda el que quiere que la tenga con los hombres? Yo, como sabéis, tengo riquezas propias, y no codicio las ajenas; tengo libre condición, y no gusto de sujetarme; ni quiero ni aborrezco a nadie; no engaño a este ni solicito aquel; ni burlo con uno ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las zagalas destas aldeas y el cuidado de mis cabras me entretiene. Tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera..."





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