sábado, 2 de julio de 2016

La votante y la niña mendiga (poesía)


Vuelas por mi lado,
que no caminas,
agitando tus cabellos al viento,
ignorando mí grito desesperado,
arrugándose tu vientre
al mirar para otro lado.
Te sonrió con la mano extendida,
con hormigueante sensación
en mis piernas de niña.
Tú, tan elegante y repeinada
esquivas mi mirada.
Enmudece tu bello cuerpo
y aligeran tus piernas.
Persignándote y confusa,
Vuelves dos pasos y sacas un euro
de tu elegante bolso de quinientos.
¡Qué mal está España!
Exclamas aturdida.
Menos mal que los españoles
Somos gente buena y piadosa.
Añades sin ruborizarte.
La luz de la moneda sacia mis deseos,
al menos podré desayunar esta mañana,
y lo mejor, tranquiliza tu conciencia,
y la prepara para coger la papeleta equivocada,
para votar por el tirano que nos robó la casa.
Sales sin mirarme, como avergonzada.
No porque te remuerda la conciencia,
que ya has cumplido,
apagando sus llamas, con un euro,
que si lo ves en el suelo,
ni lo coges.
Bella dama de diseño y pasarela,
con la conciencia en el armario,
cual grácil paloma
subes a la torre de la indiferencia,
y entraras en la iglesia presurosa
buscando a Dios en los altares,
y lo habrás ignorado en la acera.


©Paco Arenas


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